Hospedaje Quintana 23

Hace unos meses, decidimos pasar unos días en un pueblo de Cantabria llamado Suances.

Llegamos al Hospedaje Quintana 23 casi a la hora de comer, cogimos la habitación que nos habían reservado, dejamos las cosas y nos fuimos a comer.


El exterior del Hospedaje Quintana 23


Puesto que esta es una reseña del hostal, no entraré en detalles de a donde fuimos a comer ese día, así que vamos a empezar hablando del exterior del local.

El Hospedaje Quintana 23 tiene su propio parking destinado para aquellos clientes que quieran ir en coche (lo cual recomiendo). Además, los alrededores del local están tremendamente bien decorado con diferentes plantas, mesitas, arbolitos y un césped muy cuidado. 

Jardín del hospedaje Quintana 23


Y no solo eso, sino que esta muy bien situado, ya que tienes todo a unos pasos.
La fachada, bastante cuidada, y por las noches esta bien iluminado, por si llegas por la noche.




Una vez llegamos a la entrada, fuimos atendidos por una amable señora, la cual nos dio algunas ideas sobre que hacer en Suances, y algunas indicaciones de como llegar a las playas. 

La señora nos dio unas llaves por si llegábamos tarde y nos encontrábamos la puerta principal cerrada. Después, amablemente, nos acompañó hasta nuestra habitación.



La Habitación del Quintana 23


Llegados a este punto de la reseña, va siendo hora de decir uno de los mayores contras que he visto en este hospedaje, la Habitación.



Una habitación de alrededor de 15 metros cuadrados, a simple vista bonita, con una sola ventana. Pero hay cosas que no se ven en una foto y que tendrían que ser revisadas.

También dispone de un pequeño pasillo con un armario en medio y con un baño, pequeñito, con una ducha.


Vale, hasta aquí todo mas o menos correcto, ahora llega lo malo. 
Empezamos con un par de grietas en el techo, y un par de pequeñas arañas, que en realidad no me sorprende tanto dado que disponen de un jardín. 

Pero lo realmente malo llega por la noche. Dicen que la oscuridad alberga horrores, pero no sabía que lo decían de forma literal. 

Sátiras a parte, empezamos con el goteo de una molesta cisterna, que durante toda la noche no para. También me percate de que el inquilino de la habitación de al lado roncaba, y con una fuerza tremebunda, parecía el temible rugido de un dragón, y es que las habitaciones no están insonorizadas.

Pero tras los goteos y los ronquidos, parecía que por fin estaba durmiéndome pero.... que calor por dios. Y si amigos, en esa habitación hacía mucho calor, muchísimo. 


Desayuno en el Quintana 23


A la mañana siguiente, me duche tranquilamente, me vestí y baje a desayunar. 



Nos atendieron la señora que mencione al principio y la que creo que es su hija o su nieta, aunque puede que este equivocado.

Aquí tengo que dar la enhorabuena a las dos mujeres. La señora parecía una madre, increíble lo majas que son, muy consideradas, y el desayuno buenísimo. Desayunábamos en frente del jardín, las vistas eran bastante agradables.


El último día devolvimos las llaves, pagamos y nos volvimos a casa.

Conclusión


En conclusión, salvo la habitación, que necesita algunos arreglillos, la estancia ha sido agradable. Eso si, las noches no se como serán en las otras habitaciones, pero en esta fueron bastante largas.

El Hospedaje Quintana 23 tiene una estrella ganada. 

Yo voy a puntuarlo en base un sistema en el que el 10 sea la perfección y el 0 el fracaso absoluto.
Bien, pues la puntuación que le doy es de 6, debido a que le doy bastante importancia al tema de dormir bien. Por lo demás, esta bastante bien.

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